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​Introducción

La pandemia de COVID-19 es una de las crisis sanitarias más perturbadoras que se hayan vivido en todo el planeta por la fuerte repercusión que ha tenido (y sigue teniendo) en la sociedad, las economías y las personas en todos los lugares. Una incipiente crisis sanitaria se convirtió rápidamente en una crisis socioeconómica desencadenada por los esfuerzos para contener la propagación del virus y salvar vidas, y que ha tenido repercusiones en cada ámbito de las esferas pública y privada.

Impacto y respuesta

La pandemia ha tenido un efecto masivo y muy perturbador sobre la UE en general, así como en cada uno de los Estados miembros. Sin embargo, su desarrollo ha sido desigual y el marco temporal ha variado enormemente dentro de la UE. El COVID-19 plantea una amenaza a la vida de los ciudadanos de la UE, y entre otras cuestiones, ha elevado la carga de los sistemas públicos de salud de los Estados miembros. También ha provocado una súbita reversión del crecimiento económico.


En la mayoría de ámbitos gravemente afectados por la pandemia, la UE solo tiene competencias limitadas para intervenir. Esto se debe, por un lado, al hecho de que la salud pública es un asunto de competencia nacional y, por otro, a la escasa preparación o consenso previos entre los Estados miembros en cuanto a una respuesta común a la crisis. Esta falta de enfoque coordinado llevó a que los Gobiernos nacionales y regionales actuaran por separado a la hora de adoptar medidas de prevención y contención, adquirir equipos o establecer paquetes de recuperación y mantenimiento del empleo para mitigar los efectos socioeconómicos.


No obstante, tras unos comienzos accidentados, la UE y los Estados miembros parecen haber mejorado su trabajo de cooperación para mitigar los efectos de la pandemia. Con el Instrumento Europeo de Recuperación no solo han dado grandes muestras de solidaridad, sino que también se han adentrado en un territorio desconocido para abordar los desafíos de la pandemia a largo plazo. Al mismo tiempo, sin embargo, quedan pocas dudas de que el COVID-19 tendrá consecuencias duraderas en nuestra forma de vivir y trabajar, y que será preciso cooperar más y mejor, ya que los virus no entienden de fronteras nacionales.

Respuesta de las entidades fiscalizadoras superiores de la UE

Entre sus numerosas repercusiones, la crisis también ha afectado considerablemente a la labor de las entidades fiscalizadoras superiores (EFS) de todo el mundo, y las EFS que forman el Comité de Contacto no son una excepción. Las EFS de la UE reaccionaron con rapidez al desarrollo de la crisis y decidieron asignar recursos sustanciales, de inmediato y para los próximos años, a la evaluación y la auditoría de la respuesta al COVID-19. Entre 2020 y 2021 publicaron más de 150 informes, mientras que están aún en curso o previstas más de 200 actividades de auditoría adicionales, que se finalizarán en 2022 o 2023.

 

En julio de 2021, el Comité de Contacto publicó el Compendio de auditorías sobre la respuesta ante la pandemia de COVID-19. En este documento se describe el impacto de la pandemia y ofrece una síntesis de las distintas medidas de respuesta adoptadas; contiene diversos resúmenes de los 17 informes correspondientes, publicados en 2020 por las EFS de Bélgica, Chipre, Alemania, Letonia, Lituania, Países Bajos, Portugal, Rumanía, Eslovaquia, Suecia y el Tribunal de Cuentas Europeo.

Información adicional

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